EPaper

Los peligros de caminar por Centroamérica

Con su pequeño perro mestizo de dos años y pelaje oscuro, Gilberto ha sorteado varios peligros.

“En la selva del Darién veníamos con unas mujeres y las violaron, a nosotros nos robaron los teléfonos”, cuenta sobre este tramo del camino donde abundan las bandas criminales.

En el camino, mascota y amo han sobrevivido de la caridad y compartido el mismo plato. También han dormido en la calle, pues algunos refugios no permiten animales.

Un día antes de embarcarse en el río, Gilberto, “Negro” y otros nueve caminantes hacen escala en la Casa del Migrante, una organización humanitaria que tiene un local en esta frontera. Allí se alimentan.

“Hemos venido entre montañas, ríos, quebradas, (y) la policía robándonos”, relata Moisés Ayerdi, un nicaragüense de 25 años que dice huir de la pobreza y de la represión en su país, donde dejó a su esposa e hija de tres años.

Todos quieren conseguir trabajo en Estados Unidos para enviar dinero a sus familias, y luego financiarles el viaje para reunificarse. La rústica embarcación sobre el Suchiate es empujada por un hombre con una larga vara. Ni bien tocan la ribera del lado mexicano, “Negro” salta de los brazos de su amo y se adelanta en el sendero.

Ya no solo es un perro, también “es un migrante”, dice Gilberto sin dejar de sonreír.

Panorama Internacional

es-mx

2022-05-22T07:00:00.0000000Z

2022-05-22T07:00:00.0000000Z

https://elinformador.pressreader.com/article/281831467346694

El Informador