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Los atorones viales dañan la productividad laboral

Cada vez el tráfico es más lento en la ciudad; actualmente promedia 32 kilómetros por hora Expertos recomiendan más líneas de Tren Ligero para reducir el caos vial en la ciudad

La velocidad promedio en la Zona Metropolitana de Guadalajara disminuyó de 37 a 32 kilómetros por hora por la saturación vehicular y se pierden 52 horas al año en los atorones viales de acuerdo con un estudio de Imeplan, lo que impacta directamente en el desplazamiento de los trabajadores.

César Castro, coordinador del Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco (CCIJ), comentó que los atorones en las vialidades afectan la productividad de las empresas.

El dirigente de los industriales explicó que a todos los sectores les pega diferente. Por ejemplo, en el sector electrónico la mayoría de las empresas tienen su servicio de transporte tanto para la entrada como a la salida y se programan con base en los puntos de reunión para llevarlos con tiempo suficiente para que lleguen con tiempo a trabajar, principalmente en la Zona Metropolitana de Guadalajara. Pero hay trabajadores que no tienen acceso al transporte porque viven más lejos y tienen que levantarse más temprano para llegar puntuales a la hora de trabajar.

Añadió que están trabajando en la Mesa de Vialidad con el Gobierno del Estado donde están analizando opciones de corto, mediano y largo plazo para agilizar el tráfico en la ciudad y otras como el segundo piso de la Avenida López Mateos.

Los problemas de circulación en López Mateos no son privativos de dicha vialidad, se parecen a los de otras avenidas y se relacionan directamente con el desorden y velocidad de la expansión urbana en zonas aledañas. Así, para quien debe tomar esta vía, los embotellamientos y accidentes son pan de cada día, y cumplir con un horario –sea por trabajo o para llegar a una escuela– se torna materia de suerte.

Cada traslado es una batalla de dos sentidos: o se dirigen al cumplimiento de obligaciones o van de regreso a casa. En cualquiera de los casos, la clave puede ser evadir las “horas pico” (nunca es una sola), que pueden cambiar durante los fines de semana.

Si años atrás el fin de la urbanización parecía estar en San Agustín, hoy la avenida está cercada por más de una plaza comercial, lo mismo que fábricas o abundantes negocios, a lo que se suma el crecimiento de áreas habitacionales cuyo desarrollo no coincide con el mejoramiento de accesos viales. El parque vehicular se ha impuesto sobre los vecinos de la zona.

Todo empeora al adentrarse en la ciudad tras pasar la frontera del Periférico, pues apenas desvía parte de la carga vehicular y la vía parece estrecharse; ir de Las Águilas o Las Fuentes, pasar por La Calma y vencer el cruce con Mariano Otero para internarse en Chapalita (o más allá), es una prueba de paciencia y carácter. Asimismo, los pasos a desnivel de López Mateos no son de mucha ayuda en esos momentos de la jornada cuando uno va o viene de su trabajo.

En tiempos en los que se promueve el diálogo para encontrar soluciones al problema, la buena voluntad parece un bien escaso; además, hablar de “modernizar” el transporte público suele disgustar a las autoridades y escuchar cifras de crecimiento poblacional en la zona les asusta (y no sólo a ellos). Peras y manzanas aparte, para quien habita en zonas cercanas a la avenida no parece haber salida en el corto plazo. Si entre Los Gavilanes y Providencia existen diferencias de todo tipo, las une una vía y, como en muchos otros casos, se congestiona casi todo el tiempo.

Se analizan opciones de corto, mediano y largo plazos para agilizar el tráfico en la ciudad... y otras, como el segundo piso de la Avenida López Mateos César Castro, coordinador del CCIJ.

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2023-02-01T08:00:00.0000000Z

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